La Justicia ratifica la máxima pena por el crimen de Érica Ávalos y una red de extorsiones orquestada tras las rejas.
La pesadilla que sembró Matías Ernesto “Bicho” Álvarez, de 37 años, desde las sombras de la Unidad Penal n.° 6 de Rawson, Chubut, llegó a su fin en los tribunales. La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena a prisión perpetua que le fuera impuesta por el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n.°3 de Rosario, por ser el autor intelectual del homicidio de Érica Ávalos, la joven de 25 años asesinada a balazos en Firmat en diciembre de 2022, y por una extensa lista de extorsiones y amenazas dirigidas a comerciantes, políticos y funcionarios judiciales.
La Sala I de Casación, integrada por los jueces Diego G. Barroetaveña (presidente), Gustavo M. Hornos y Daniel Antonio Petrone (vocales), desestimó por mayoría el recurso de casación presentado por la defensa de Álvarez, ratificando así la sentencia original y consolidando un hito en la lucha contra el crimen organizado en la región. La decisión judicial no solo implica el encierro de por vida para Álvarez, sino que también envía un mensaje contundente a aquellos que pretenden operar al margen de la ley, incluso desde el interior de las cárceles.
La confirmación de la perpetua se basa en la contundente prueba presentada durante el juicio oral, donde la fiscalía, liderada por el fiscal general Federico Reynares Solari y el auxiliar fiscal Rodrigo Romero, expuso un entramado de testimonios, audios, capturas de pantalla y peritajes de celulares que revelaron cómo Álvarez, a más de 1.300 kilómetros de distancia, dirigía con mano de hierro las operaciones de su banda criminal. La investigación demostró que Álvarez no solo ordenó el asesinato de Érica Ávalos, sino que también extorsionó a comerciantes, amenazó a funcionarios públicos y sembró el terror en la comunidad de Firmat y la región.
Un crimen anunciado: la trágica historia de Érica Ávalos
El asesinato de Érica Ávalos conmocionó a la ciudad de Firmat y puso de manifiesto la brutalidad y el alcance del poder de las organizaciones narcocriminales que operan en la región. El 28 de diciembre de 2022, la joven fue emboscada y recibió 17 disparos en inmediaciones de San Juan y Tiro Federal. Tras agonizar durante tres días en el hospital Gutiérrez de Venado Tuerto, Ávalos falleció, dejando una profunda herida en su familia y en la comunidad.
Desde el inicio, las sospechas apuntaron a Matías “Bicho” Álvarez, quien purgaba una condena en la Unidad Penal n.° 6 de Rawson. La investigación reveló que Álvarez, a través de teléfonos celulares y contactos en el exterior, había ordenado el ataque contra Ávalos. Los motivos del crimen, según la fiscalía, estarían relacionados con disputas territoriales y ajustes de cuentas dentro de la organización criminal liderada por Álvarez.
Durante el juicio, se presentaron pruebas que demostraron que Ávalos era consciente del peligro que corría. Dos días antes de su muerte, la joven le confesó a su hermana en un mensaje de texto: “Me van a matar, se pudrió todo, me tengo que ir”. Este mensaje, desgarrador y premonitorio, fue una de las piezas clave para reconstruir los últimos días de Ávalos y vincular a Álvarez con el crimen.
El asesinato de Érica Ávalos no fue un hecho aislado, sino el resultado de una escalada de violencia y amenazas que Álvarez había desatado desde la prisión. Semanas antes del crimen, Álvarez había amenazado a su entonces pareja, Micaela B., a quien hizo balear desde la cárcel. En un audio escalofriante que se reprodujo durante el juicio, Álvarez le advirtió a Érica Ávalos: “Si a Micaela le di dos tiros, a vos, loca, te mando al hospital de una”.
Estos antecedentes, sumados a las pruebas recolectadas durante la investigación, fueron determinantes para que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n.° 3 de Rosario condenara a Álvarez a prisión perpetua por el homicidio calificado de Érica Ávalos. La confirmación de la condena por parte de la Cámara Federal de Casación Penal consolida la justicia para Érica y su familia, y envía un mensaje claro a los criminales: la impunidad no es una opción.
La telaraña de extorsiones y amenazas tejida desde la cárcel
El poder de Matías “Bicho” Álvarez no se limitaba al control de la venta de drogas y la ejecución de crímenes violentos. Desde la prisión, Álvarez había tejido una compleja red de extorsiones y amenazas que afectaba a comerciantes, políticos y funcionarios judiciales de la región. El objetivo era claro: mantener el control de su territorio, amedrentar a sus rivales y garantizar la impunidad de sus actos.
Durante el juicio, se presentaron pruebas que demostraron que Álvarez extorsionaba a comerciantes de Firmat, exigiéndoles el pago de sumas de dinero a cambio de “protección”. Uno de los casos más resonantes fue el de una remisería cuyos dueños recibieron la amenaza de que debían entregar “la plata del negro Matías”. El temor a represalias obligó a los comerciantes a ceder a las exigencias de Álvarez, alimentando así su maquinaria criminal.
Pero las extorsiones no eran el único método de amedrentamiento utilizado por Álvarez. El narco también amenazaba a funcionarios públicos y judiciales que intentaban investigarlo o llevarlo ante la justicia. Entre los destinatarios de sus mensajes intimidatorios se encontraban: Leonel Chiarella, intendente de Venado Tuerto; la fiscal provincial, Susana Pepino; el entonces senador provincial, Lisandro Enrico; el juez federal Cuello Murúa; y el fiscal federal Javier Arzubi Calvo.
El mensaje era claro y brutal: “Va a haber balas para todos. Ya le avisé. Están todos metidos en la bolsa. Mandale que deje de engarronar a la gente. Va a haber balas y granadas para todos. El que avisa no traiciona.” Estas amenazas, proferidas en un contexto de traslados de reclusos desde cárceles provinciales a federales, revelaban la incomodidad de Álvarez ante la pérdida de control sobre su zona de influencia.
La confirmación de la condena a prisión perpetua para Matías “Bicho” Álvarez no solo representa un triunfo para la justicia, sino también un reconocimiento a la valentía de aquellos que se animaron a denunciarlo y testificar en su contra. La lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado es un desafío constante, pero la sentencia contra Álvarez demuestra que, con compromiso y determinación, es posible desarticular las estructuras criminales y llevar a los responsables ante la justicia. La sociedad espera que este fallo sirva como un punto de inflexión en la lucha contra la impunidad y contribuya a construir una sociedad más justa y segura para todos.