La ciudad de Venado Tuerto se encuentra nuevamente en el centro de la atención mediática tras un giro inesperado en el resonante caso de abuso sexual que involucraba al músico y docente Juan Alfredo "Fredy" Dabove.

La Cámara Penal de Apelaciones ha revocado la condena de primera instancia que lo sentenciaba a 11 años de prisión efectiva por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y la guarda en perjuicio de su hijo menor de edad. Esta decisión, tomada el 21 de marzo, ha generado un torbellino de reacciones en la comunidad, reabriendo el debate sobre la validez de las pruebas presentadas y la justeza del proceso judicial. La absolución de Dabove, notificada formalmente el día de hoy, implica el levantamiento de todas las medidas cautelares que pesaban sobre él, incluyendo las reglas de conducta impuestas durante su libertad bajo fianza. Este fallo representa un duro golpe para la querella y la fiscalía, quienes habían defendido la condena inicial, y plantea interrogantes sobre el futuro del caso y las posibles acciones legales que podrían emprenderse. La absolución de Dabove, tras una extensa y controvertida batalla legal, promete seguir generando controversia y alimentando el debate público en los próximos días. La fragilidad de las pruebas y la interpretación de los testimonios se erigen como los pilares centrales de esta decisión judicial que redefine el destino de Fredy Dabove y sacude los cimientos de la justicia local.

 

La apelación triunfa: argumentos de la defensa y el fallo absolutorio

La clave del vuelco en el caso Dabove reside en la meticulosa estrategia de la defensa, liderada por el abogado Arsenio Domínguez, quien desde el inicio cuestionó la solidez de la acusación y la validez de las pruebas presentadas durante el juicio de primera instancia. La audiencia de apelación, celebrada el 15 de enero de 2025, fue el escenario donde Domínguez expuso sus argumentos con contundencia, poniendo en tela de juicio la claridad y precisión de la acusación, especialmente en lo referente a los testimonios del niño y al informe del médico forense. Domínguez argumentó que la acusación carecía de la suficiente consistencia para probar más allá de toda duda razonable la culpabilidad de Dabove.

Un punto crucial en la defensa fue el cuestionamiento a la preponderancia otorgada a los informes psicológicos en un caso de presunto abuso sexual con acceso carnal. Domínguez enfatizó que este tipo de delitos, que involucran una agresión física, requieren pruebas fehacientes de lesiones o evidencia física que respalde la acusación. La ausencia de lesiones constatadas por el médico forense, según la defensa, debería haber tenido un peso determinante en la evaluación del caso. Además, Domínguez puso en duda la validez de los informes psicológicos presentados por la querella y la fiscalía, argumentando que no habían sido realizados por peritos forenses independientes y que carecían de una adecuada cadena de custodia, lo que comprometía su fiabilidad y objetividad.

El Tribunal de Apelaciones, conformado por los jueces Daniel José Curik (presidente), Javier Francisco Beltramone (vocal) y Juan Pablo Lavini Rosset (vocal), analizó detenidamente los argumentos y pruebas presentadas por ambas partes. Tras una exhaustiva deliberación, los jueces determinaron que no existían elementos probatorios suficientes para mantener la condena impuesta en primera instancia. En su fallo, el tribunal reconoció las debilidades en la acusación y la insuficiencia de las pruebas presentadas para establecer la culpabilidad de Dabove más allá de toda duda razonable. En consecuencia, resolvieron absolver a Dabove y dejar sin efecto todas las medidas cautelares que pesaban sobre él, incluyendo las reglas de conducta y restricciones impuestas durante su libertad bajo fianza.

Esta decisión judicial representa un revés significativo para la justicia local y plantea interrogantes sobre la valoración de la prueba pericial psicológica en casos de abuso sexual. La absolución de Dabove, basada en la insuficiencia de pruebas y las dudas sobre la validez de los informes psicológicos, podría sentar un precedente importante para futuros casos similares. La decisión del tribunal ha sido interpretada por algunos como una reivindicación de la presunción de inocencia y una advertencia sobre la necesidad de pruebas sólidas y objetivas para condenar a una persona por un delito tan grave como el abuso sexual.

 

Reacciones y consecuencias: la comunidad dividida y el futuro del caso

La noticia de la absolución de Fredy Dabove ha provocado una ola de reacciones encontradas en la comunidad de Venado Tuerto. Si bien la defensa y los allegados de Dabove celebraron la decisión como un acto de justicia, la querella y la fiscalía expresaron su decepción y rechazo al fallo. El abogado Ignacio Blanc Codina, representante de la querella, defendió la sentencia original y argumentó que los elementos presentados en el juicio habían sido debidamente evaluados por el tribunal de primera instancia. Blanc Codina insinuó la posibilidad de recurrir el fallo ante instancias superiores, aunque no confirmó si se presentaría una apelación.

Por su parte, el fiscal del caso, Iván Raposo, también adhirió a la postura de la querella, asegurando que la condena inicial había sido dictada en base a pruebas y testimonios suficientes. Raposo lamentó la decisión del Tribunal de Apelaciones y advirtió que la absolución de Dabove podría generar un sentimiento de impunidad en la comunidad. Tanto la querella como la fiscalía han manifestado su intención de analizar detenidamente el fallo y evaluar las posibles acciones legales que podrían emprenderse para revertir la decisión del Tribunal de Apelaciones.

Más allá de las reacciones de las partes involucradas, la absolución de Dabove ha generado un amplio debate en la opinión pública. Algunos sectores de la comunidad han expresado su apoyo a Dabove, argumentando que la condena inicial se basó en pruebas circunstanciales y testimonios cuestionables. Otros, en cambio, han manifestado su indignación y preocupación por la absolución, temiendo que este fallo pueda desincentivar a otras víctimas de abuso sexual a denunciar sus agresores. La polarización de opiniones refleja la complejidad y la sensibilidad del caso, así como la dificultad de establecer la verdad en situaciones donde las pruebas son ambiguas y los testimonios contradictorios.

El futuro del caso Dabove es incierto. Si la querella y la fiscalía deciden apelar el fallo ante instancias superiores, el caso podría prolongarse durante varios meses o incluso años. En caso de que la absolución quede firme, Dabove recuperará plenamente sus derechos y podrá retomar su vida normal, aunque es probable que la sombra de la acusación lo persiga durante mucho tiempo. Independientemente del resultado final, el caso Dabove ha dejado una profunda huella en la comunidad de Venado Tuerto y ha puesto de manifiesto la necesidad de un sistema judicial más transparente y eficaz, capaz de proteger tanto los derechos de las víctimas como los de los acusados. La controversia generada por este caso servirá, sin duda, para alimentar el debate sobre la valoración de la prueba pericial psicológica, la presunción de inocencia y la necesidad de garantizar un juicio justo para todas las partes involucradas. La sociedad de Venado Tuerto, dividida y conmocionada, espera ahora que la justicia, en su más alta expresión, determine el destino final de Fredy Dabove y cierre este capítulo oscuro en la historia de la comunidad. La búsqueda de la verdad, la protección de los derechos de las víctimas y la garantía de un debido proceso legal deben ser los pilares fundamentales sobre los que se construya la justicia en este y en todos los casos que involucren acusaciones tan graves como el abuso sexual. La absolución de Fredy Dabove no es el fin de la historia, sino el comienzo de un nuevo capítulo en la búsqueda de la verdad y la justicia en Venado Tuerto. La sociedad, atenta y vigilante, espera que las instituciones respondan a la altura de las circunstancias y garanticen que la verdad, por más dolorosa que sea, salga a la luz. La justicia, al final, debe prevalecer. La comunidad de Venado Tuerto, profundamente afectada por este caso, espera que el sistema judicial brinde respuestas claras y contundentes que permitan sanar las heridas y restaurar la confianza en las instituciones. La absolución de Fredy Dabove no debe ser interpretada como un cierre definitivo, sino como una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que enfrenta la justicia en casos de abuso sexual y para fortalecer los mecanismos de protección de las víctimas y de garantía de un debido proceso legal para los acusados. El futuro del caso Dabove es incierto, pero la esperanza de una justicia justa y equitativa debe permanecer viva en el corazón de todos los ciudadanos de Venado Tuerto.

 

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu