Las recientes elecciones de convencionales constituyentes en Venado Tuerto, celebradas con el objetivo de reformar la Constitución de Santa Fe, arrojan una imagen compleja que va más allá del triunfo previsible de la coalición Unidos para Cambiar Santa Fe. Si bien la victoria oficialista fue contundente, tanto a nivel distrital como departamental, el verdadero protagonista de la jornada electoral fue la alarmante apatía ciudadana, evidenciada en una participación históricamente baja que plantea serios interrogantes sobre la legitimidad del proceso y la salud de la democracia local. 

Con el escrutinio prácticamente finalizado, los resultados en Venado Tuerto confirmaron el dominio esperado de Unidos. En la categoría de distrito único, la coalición obtuvo un sólido 47,26 % de los votos, superando ampliamente a sus competidores más cercanos, Somos Vida y Libertad (14,61 %) y La Libertad Avanza (12,62 %). La dispersión de los votos entre las demás listas, ninguna de las cuales alcanzó los dos dígitos, subraya la concentración del poder político en manos de Unidos y la falta de una oposición verdaderamente competitiva. 

En la contienda por el convencional departamental, la victoria fue aún más aplastante. Lisandro Enrico, actual ministro de Obras Públicas provincial y senador en uso de licencia, se alzó con el triunfo con un arrollador 58,13 % de los votos. Su ventaja sobre el segundo candidato, Hernán Porta de Más para Santa Fe (14,33 %), fue de más de cuatro veces, lo que demuestra el peso político indiscutible de Enrico en la región y su capacidad para movilizar el electorado a favor del oficialismo. El candidato libertario, David Sanfilippo, quedó en tercer lugar con el 13,56 %.

Sin embargo, la victoria oficialista, por contundente que sea, se ve ensombrecida por un dato preocupante: la bajísima participación electoral. Apenas el 47,20 % de los ciudadanos habilitados para votar acudieron a las urnas, marcando la participación más baja desde el retorno a la democracia en 1983. Esta cifra alarmante revela una profunda desafección de la ciudadanía venadense hacia el proceso político y plantea serias dudas sobre la representatividad de los convencionales electos. 

La escasa participación no es un fenómeno aislado, sino el resultado de una serie de factores que convergen para erosionar la confianza de los ciudadanos en la política. En primer lugar, la campaña electoral fue prácticamente invisible, con una ausencia notable de propaganda, debates públicos y actividades de movilización ciudadana. Esta falta de visibilidad contribuyó a generar un clima de indiferencia y desconocimiento sobre la importancia de las elecciones.

En segundo lugar, la propia naturaleza de la elección de convencionales constituyentes, una instancia percibida por muchos como ajena, lejana e incomprendida, no incentivó la participación ciudadana. La ausencia de internas para concejales y la limitación del voto a la elección de convencionales, una figura poco familiar para el electorado promedio, generó la sensación de que el voto no tenía una incidencia real en la vida cotidiana de los ciudadanos. Esta percepción de falta de poder y capacidad de influencia contribuyó a la desmovilización del electorado y a la abstención masiva.

A nivel provincial, el conteo preliminar arroja una amplia ventaja para la lista oficialista de Unidos, encabezada por el gobernador Maximiliano Pullaro. Con un 50 % de las mesas escrutadas, Pullaro rozaba el 40 % de los votos, lo que lo acerca a la mayoría en la Convención Constituyente. En el pelotón de abajo, se disputan los candidatos Amalia Granata, Juan Monteverde del PJ, y el libertario Nicolás Mayoraz, todos rondando el 13 %. Lejos, el peronista Marcelo Lewandowski se aproximaba al 8 %.

En conclusión, las elecciones de convencionales constituyentes en Venado Tuerto revelan una realidad compleja. Si bien el oficialismo logró una victoria contundente, la alarmante apatía ciudadana plantea serios desafíos para la legitimidad del proceso y la salud de la democracia local. Es fundamental que las autoridades y los actores políticos reflexionen sobre las causas de esta desafección y adopten medidas concretas para fortalecer la participación ciudadana, promover la transparencia y revitalizar el debate democrático. De lo contrario, el proceso de reforma constitucional podría verse comprometido por una falta de legitimidad que socava su capacidad para generar un cambio significativo y duradero en la vida de los ciudadanos. La apatía, en definitiva, se convierte en un adversario más formidable que cualquier oponente político, ya que mina los cimientos mismos del sistema democrático.

 

 

El contenido de esta página requiere una versión más reciente de Adobe Flash Player.

Obtener Adobe Flash Player

Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu