Ser abanderado para cualquier persona es algo para llenarse de orgullo, tanto para el alumno como para sus familiares. Pero Camilo, un niño venadense que pasó a séptimo grado, dio una gran lección al decir que no para ser abanderado. Su mamá, Véronica, lo explicaba de la siguiente manera:

"Bien educados: mi hijo Camilo pasó a séptimo y quedó como abanderado (por promedio y por valores). Pero el tipo dijo que no; que no siente que sea mejor que otros; que si la bandera fuera algo tan importante la deberían tener todos alguna vez, y que por banderas y religiones se sigue matando en todo el mundo. Eso dijo.

Sus amigos aplaudieron, lo abrazaron, le hicieron 'choti' y se alegraron mucho porque entendían que era un legítimo merecedor de ese premio. Hermosos compañeros, sin envidias ni egocentrismos. Cami, agradecido, insistió en que el verdadero premio era el reconocimiento y cariño que todo el mundo le ha manifestado. Gracias niños por enseñarnos tanto. Quizá los adultos algún día aprendamos de sus valores y seamos los bien educados".

Por último su mamá decía: "Lo único que quisiera aclarar es que no fue un rechazo o desprecio. De hecho, pensó que quien quedara en su lugar estaría más feliz que él de portar la bandera, porque seguramente lo deseaba".

Camilo, además de ser un gran alumno, es un pibe muy comprometido con lo social; es frecuente verlo en las marchas de "Ni Una Menos" y se manifiesta enérgicamente en contra de la violencia de género, y hasta participó del debate en contra de los concursos de bellezas que se realizó en el Concejo Municipal. Además de todo esto, Camilo es un artista muy ligado a la pintura y la música.

Fuente: La Guía

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Laboratorio de Analisis Clínicos

Mario Maestu